Con el tiempo pasamos del tiempo, su
mujer se pinta la cara, se ve guapa, el amor vence las pinturas de guerra, las
raíces amenazan por debajo de las tumbas, suena el teléfono, no le quedan
fuerzas para mentir con la voz, en la pantalla resaltan los mensajes, ya conoce
su contenido, son llamadas de socorro disimuladas que buscan un cabo al que agarrarse,
quizá sea éste su último día y echa un vistazo a la agenda, no encuentra nada
en ella que no pueda esperar a otra vida, quema la obra escrita como un pirómano
del desconocimiento, y sale a la calle a ver barrigas prominentes de rabia
ingerida, a veces diría que le sobra gente a las aceras, egocentrismos de yoyó
con sus dedos en el centro de un mundo que cambia la dirección de su giro, pasa
a su lado una silla de ruedas, su mundo gira a golpe de bíceps.
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