viernes, 7 de abril de 2017

Utensilio de cocina.



            Un cuchillo encima de la mesa de la cocina apunta a la tragedia, convoca a la sangre, al ritual del caníbal. Recoge en su hoja la luz perdida que se cuela por la ventana de cristales sucios y desestabiliza el fatalismo del anciano, satisface el resentimiento del humillado y embauca con su brillo la inocencia destronada del niño. Un cuchillo, él solo, sobre la mesa de la cocina es capaz de perturbar al más cuerdo, de recordarnos que la ira duerme a nuestro lado después de hacernos el amor. Un cuchillo es un cuchillo, incluso aunque quieras hacer poesía o seas carnicero de vocación. Un cuchillo es como las ideas que flotan libres sin necesidad de ser pensadas. Platón las desenmascaró. Están ahí y quieren atacarnos. El cuchillo ha nacido para degollar la serenidad de la cocina. Todos somos conscientes de cómo nos llama a gritos cuando los humores se tuercen.


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